Descripción del proyecto
El río Columbia es la base de una notable industria del salmón que ha sufrido importantes problemas medioambientales en años recientes. Eso obligó a minimizar los riesgos para la vida acuática durante los trabajos de voladura.
En este sentido, el cuerpo de ingenieros del ejército estadounidenses, en calidad de director del proyecto, estableció una sobrepresión subacuática máxima de 70 psi (4,83 bar) a una distancia de 140 pies (42,7 metros) del punto de colocación de explosivos más cercano. Las operaciones de voladura se llevaron a cabo fuera de la temporada del salmón, con el fin de limitar todo lo posible los daños a los peces.
Trabajos de perforación y voladura controlados
El proyecto, que concluyó a finales de febrero de 2010, eliminó aproximadamente 500 000 yardas cúbicas (380 000 metros cúbicos) de basalto y sedimentos del lecho del río, e incrementó su profundidad de 43 a 49 pies (de 13,1 m a 14,9 m), lo cual permite el tránsito de embarcaciones de gran calado de última generación. La preparación del lecho del río fue responsabilidad de Contract Drilling & Blasting, con sede en Bayonne, Nueva Jersey, una empresa con más de 18 años de experiencia en trabajos de perforación y voladura controlada que había llevado a cabo numerosos proyectos importantes de expansión de puertos y canales de navegación en Norteamérica y el Caribe.
Aimone-Martin Associates, con sede en Socorro, Nuevo México, contaba con más de 35 años de experiencia en monitorización e instrumentación de voladuras para grandes proyectos gubernamentales, de construcción y minería. Esta empresa se encargó de desplegar los sensores acuáticos cerca del fondo del río para registrar las presiones durante las voladuras.
Condiciones de ensayo extremas
El contrato estipulaba que, si fallaba el sistema de control de presión, el proyecto se suspendería en su totalidad. Esta exigencia suponía una gran responsabilidad para los equipos. Se debía conseguir un sistema redundante, que dispusiera constantemente de una serie de sensores en perfecto estado de funcionamiento, a pesar de que las condiciones eran extremas y desfavorables para el tipo de instrumentación empleado.
Se empleó un sistema Genesis HighSpeed GEN7t para registrar históricos temporales de la presión subacuática mediante dos sensores de presión distintos. Para cumplir las especificaciones del contrato, los dos sensores se ubicaron bajo el agua, a 10 pies (3,0 m) del fondo del río y a unas distancias de 140 y 300 pies de cada carga explosiva.