Todas estas cuestiones se están estudiando de manera experimental. Por ejemplo, mediante un ensayo que simula la fuerza de una ola al golpear una ventana y que, por cierto, se emitió por televisión.
Los ingenieros responsables del estudio querían averiguar si el impacto es capaz de destruir la ventana y, además, qué ocurre exactamente en el momento del impacto. Se llevaron a cabo dos ensayos de caída: para el primero de ellos la altura y la cantidad de agua se dimensionaron de modo que el vidrio no sufriera daños. El objetivo del segundo ensayo, en el que se dejaron caer 1500 litros de agua (contenida en un globo) desde 38 m de altura, era romper la hoja de la ventana. Esta prueba no se emitió por la televisión. Para garantizar la rotura se llevaron a cabo cálculos numéricos con anterioridad.
No es posible sacar ninguna conclusión sobre la altura de la ola que produciría un impacto de fuerza equivalente. Sin embargo, esta prueba tiene la ventaja de que la carga está perfectamente definida, y se puede simular por elementos finitos y establecer correlaciones mediante cálculos hidrodinámicos.
El objetivo consiste en producir cargas bruscas, como las que se producen con mar revuelto, y calcular la respuesta de la estructura del casco de un buque. De este modo se podrían identificar posibles enfoques de mejora del diseño estructural. Para ello, los valores medidos se comparan con resultados de cálculo. En nuestro experimento, se instalaron en la ventana cuatro galgas de medición de presión tipo PMS40 de HBM. Las galgas PMS40 son una solución idónea para mediciones de transitorios de presión, como por ejemplo explosiones u ondas de choque; es decir, aplicaciones en las que la curva de presión tiene una pendiente ascendente muy abrupta y picos elevados.