Sensores OEM para el sector agrícola Sensores OEM para el sector agrícola | HBM

Sensores integrados personalizados para OEM de maquinaria agrícola

Los fabricantes de maquinaria agrícola están adoptando de forma creciente tecnología avanzada de sensores para sus equipos agrícolas de precisión. Nuestros sensores personalizados con tecnología de galgas extensométricas y electrónica de última generación están a la vanguardia de la innovación y se emplean en todo tipo de equipos agrícolas. Consisten en sensores de fuerza de  descenso, sensores de par y fuerza personalizados, sensores de monitorización del rendimiento de cosechado y de empacado, tomas de fuerza de tractores, sensores de fuerza de rueda y sensores de compactación del suelo, entre otros muchos.

El desafío

En 2012, José Graziano Da Silva, Director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), escribió: "En 2050 necesitaremos producir un 60% más de alimentos para alimentar a una población mundial de 9.300 millones de personas".

FUENTE: www.un.org/en/chronicle/article/feeding-world-sustainably

Con anterioridad, se habían aplicado con éxito métodos para aumentar la producción de alimentos; por ejemplo, la producción de cereales se duplicó entre los años 1960 y 2000. Sin embargo, los métodos que se emplearon en esos años no eran sostenibles. Citando de nuevo a Graziano, "Entre los daños colaterales cabe citar la degradación de la tierra y la deforestación, la sobreexplotación de las aguas subterráneas, las emisiones de gases de efecto invernadero, la pérdida de biodiversidad y la contaminación con nitratos de las masas de agua".

Por tanto, el desafío pasa por encontrar formas sostenibles de aumentar la producción agrícola utilizando técnicas más respetuosas con los ecosistemas y minimizando el uso de agentes externos como los fertilizantes o los pesticidas.

Uno de los métodos a los que están recurriendo los agricultores para atender la creciente demanda mundial de alimentos es la agricultura de precisión. Esta técnica hace uso de sensores con los que se recopilan datos procesables de distintas fuentes. Esos datos se analizar y dan lugar a recomendaciones que ayudan a los agricultores a adaptarse a las condiciones ambientales y utilizar los recursos de forma más eficiente.

Los datos sobre el uso de recursos (como semillas, fertilizantes, pesticidas, combustible, energía, agua, etc.) pueden a su vez combinarse con la ubicación GPS y con datos climáticos o meteorológicos, para obtener información de utilidad con la que tomar mejores decisiones. Por último, estos análisis pueden combinarse y compararse con otros datos sobre los resultados (rendimiento, calidad de la cosecha, precio de mercado). De este modo, los agricultores pueden sopesar más factores y actuar con niveles mucho mayores de eficiencia y eficacia.

La agricultura de precisión no solo optimiza el rendimiento; también contribuye a minimizar los efectos ambientales negativos:

  • las mejoras en la eficiencia energética y el consumo de combustible, reducen las emisiones de dióxido de carbono
  • un mejor uso de los fertilizantes nitrogenados reduce el óxido nitroso que libera el suelo
  • la aplicación de precisión reduce el uso de fertilizantes y pesticidas químicos
  • la monitorización y la gestión del estado del suelo evitan que se agoten los nutrientes
  • se reduce la compactación del suelo, porque hay menos tráfico de máquinas
  • se hace un uso más eficiente del agua

En la práctica, la agricultura de precisión requiere maquinaria equipada con sensores, una infraestructura de recopilación de datos y un equipo de procesamiento para extraer información de utilidad. No es de extrañar que los primeros en adoptar estas tecnologías hayan sido las empresas agrícolas con capital disponible para invertir. Las grandes explotaciones agrícolas que invirtieron en agricultura de precisión de forma temprana se han beneficiado de una mejora notable en el rendimiento de las cosechas.

A medida que las tecnologías se van extendiendo, también se vuelven más asequibles. En la actualidad, las explotaciones agrícolas más pequeñas también se benefician de la agricultura de precisión, utilizando herramientas integradas en teléfonos inteligentes, aplicaciones y máquinas de menor tamaño. Y no solo eso: estas tecnologías contribuyen a aportar soluciones a problemas que van más allá de las explotaciones agrícolas, como la contaminación, el calentamiento global y la conservación.

La primera oleada de innovaciones que trajo la agricultura de precisión inundó de información la cabina del tractor y permitió utilizar de una manera más eficaz los implementos, como el arado, el abono, la sembradora, el distribuidor  de pesticidas o la cosechadora.

La segunda ola de innovación estuvo más dirigida a crear bucles de retroalimentación entre las distintas herramientas automatizadas, con el objetivo de simplificar el trabajo del tractorista y de que este pudiera dedicar toda su atención a un pequeño número de tareas verdaderamente importantes. En segundo plano, los sistemas automatizados se encargaban de recopilar datos constantemente para aportar una información más completa que mejore la toma de decisiones.

La tercera ola de agricultura de precisión ha traído una importante novedad: el agricultor ya no tiene que pasarse el día subido al tractor. Ya hay algunos vehículos autónomos en el mercado; es posible que, en el futuro, ni siquiera lleven una cabina para que se siente en ella un conductor. Nos encontramos ante una revolución: el agricultor cualificado está dejando de ser un recurso limitante y se está convirtiendo en un multiplicador económico que puede gestionar simultáneamente varios robots agrícolas automatizados.

De cara al futuro, la agricultura de precisión hará un mayor uso de vehículos agrícolas autónomos. Esto se acompañará de mejoras en la transmisión de datos inalámbricos y en la adquisición de datos, a cargo de vehículos aéreos y terrestres no tripulados más inteligentes y pequeños. Estos vehículos más pequeños no solo llevarán un control del estado del suelo y del cultivo; también se encargarán de monitorizar el estado de la maquinaria agrícola , para que los agricultores optimicen las revisiones y el mantenimiento, y reduzcan al mínimo los tiempos de inactividad de sus máquinas.

El nuevo horizonte de la agricultura pasa por gestionar de forma remota las actividades agrícolas, con la ayuda de la automatización, sensores inalámbricos y el internet de las cosas. Todas estas posibilidades no son coto privado de las economías más ricas ni de las explotaciones más grandes. La tecnología y las nuevas ideas irán calando y llegarán a todo el sector, igual que el agua va empapando el suelo.

Es cierto que han sido los grandes fabricantes quienes han estado detrás de las primeras oleadas de tecnología. Ellos eran los que tenían los recursos de I+D para experimentar y la visión para desarrollar nuevos conceptos que, lógicamente, estaban dirigidos a las grandes explotaciones que podían permitirse las inversiones. Pero el futuro será, sin duda, más democrático: los fabricantes de gran volumen crearán soluciones inteligentes para nichos del mercado global y habrá una gran cantidad de pequeños fabricantes innovadores, que pondrán a punto equipos más pequeños y económicos, adaptados a las necesidades de los pequeños agricultores. Según la FAO, en el mundo en desarrollo hay en torno a 500 millones de pequeñas explotaciones que producen más del 80% de los alimentos del mundo. Es un mercado demasiado grande para que los empresarios e innovadores no se fijen en él.