RoHS (restricción de sustancias peligrosas, por sus siglas en inglés) es la denominación de una directiva europea que limita el uso de una serie de materiales peligrosos presentes en los componentes electrónicos o mecánicos. Los proveedores de sensores y transductores deben cumplir las especificaciones de RoHS en los productos que comercializan en los mercados de la UE. Estas especificaciones han ido evolucionando con los años, como resultado de la aparición de nuevos materiales que requieren limitaciones de uso en las aplicaciones comerciales. Las seis sustancias que inicialmente controlaba y restringía RoHS eran:
- Cadmio (Cd);
- Cromo hexavalente (Cr VI);
- Plomo (Pb);
- Mercurio (Hg);
- Bifenilos polibromados (PBB);
- Polibromodifenil éteres (PBDE).
Los proveedores de sensores y transductores que utilizan estas sustancias en la producción de componentes mecánicos o electrónicos deben garantizar unos niveles por debajo de 1000 ppm de material homogéneo en el producto. Este valor no se aplica ni al mercurio y ni al plomo, para los cuales los niveles son más estrictos (menos de 100 ppm).
RoHS 3 es un complemento de la directiva que añade otras cuatro sustancias restringidas, cuyo uso en aplicaciones de componentes por parte de los proveedores de sensores y transductores debe ser limitado:
- Ftalato de bis(2-etilhexilo) (DEHP)
- Benzilbutilftalato (BBP)
- Dibutilftalato (DBP)
- Ftalato de diisobutilo (DIBP)
Estos plastificantes se incorporaron a la directiva en 2015. En la actualidad se encuentran en periodo de gracia, para dar tiempo a los proveedores de sensores y transductores para cumplir la nueva normativa. Para poder cumplir los requisitos de RoHS 3, la concentración de las sustancias antes señaladas en los componentes de todos los equipos de control y supervisión de la UE debe mantenerse por debajo de 1000 ppm en 2021.