Los propietarios de perros suelen sentir un gran cariño por sus mascotas. Por ello, seguramente les interese saber que ejercer una fuerza constante sobre los collares y arneses puede producir lesiones en los animales.
Los collares de castigo y las cadenas tienen potencial para producir daños mecánicos o isquémicos en el cerebro, el tiroides, la tráquea, la laringe y el esófago, como resultado de la aplicación de una fuerza excesiva. Igualmente, una compresión excesiva de la vena yugular puede aumentar la propensión a que el perro tenga una presión intraocular alta.
En cuanto a los arneses, aunque se consideran más “amables” para los animales, existe poca evidencia disponible sobre las lesiones que pueden causar en zonas como los miembros anteriores, el pecho o la espalda, como resultado de la cantidad de fuerza que aplican. Anecdóticamente, también se ha sugerido que el arnés altera la marcha natural del perro.
Como resultado de todo lo anterior, es importante que los propietarios de perros sean conscientes de los problemas potenciales que el uso de arneses mal dimensionados puede acarrear a los animales, como presión y fuerza excesiva sobre el cuerpo y las articulaciones, lesiones o incluso rozaduras.
Con toda esta problemática en mente y ante la falta de información concreta sobre cuál de estos medios de sujeción es mejor y sobre cómo afectan a la marcha del perro y a la fuerza que se ejerce sobre él cuando se mueve, HBM aportó la pieza clave para resolver el rompecabezas.