- Uso de materiales compatibles con los alimentos y fisiológicamente inocuos.
- Uso de materiales con la máxima resistencia a la corrosión posible.
- Superficies con acabados lisos y uniformes.
- Ausencia de poros, fisuras, huecos y defectos de cualquier tipo en las superficies y uniones.
- Necesidad de minimizar u optimizar los huecos visibles, hendiduras y salientes.
- El diseño de los componentes debe optimizar el flujo de producto, evitando en lo posible la formación de remolinos y de zonas muertas.
- El diseño de los sistemas debe facilitar el mantenimiento y el acceso.
- Debe ser posible limpiar los sistemas sin desmontarlos, mediante procesos de limpieza in situ (CIP).