Producción flexible y rentable
La fábrica inteligente se apoya en sistemas ciberfísicos. Estos sistemas hacen posible que las máquinas, los recursos y los seres humanos se comuniquen entre sí a través del internet de las cosas. La información se intercambia a través de la nube, de una intranet o, más directamente, mediante chips RFID. Las líneas de producción, por ejemplo, disponen de sus propios sistemas de diagnóstico. Cuando se requiere alguna intervención, es la propia máquina la que la solicita con la antelación adecuada. Las consecuencias son evidentes: tiempos de parada más cortos y máquinas con una vida útil más larga. Sin embargo, en la fábrica inteligente no solo se comunican las máquinas; también lo hacen las piezas y objetos, que se equipan con chips RFID gracias a los cuales pueden compartir información importante con los sistemas de producción. Todo ello hace posible que la fábrica inteligente se controle a sí misma, con el fin de producir con la máxima eficiencia posible.
El intercambio constante de datos en la fábrica inteligente facilita una organización autónoma de las cadenas de suministro. La fábrica controla los procesos de producción según las necesidades y, cuando es preciso, los adapta a nuevos requisitos. Por ejemplo, si una máquina deja de funcionar, otro sistema que se encuentre disponible asume su trabajo automáticamente. De esta forma, la producción puede ser más flexible y rentable, incluso en el caso de fabricación de pequeños lotes.