Cuando GreenMot inició sus actividades en octubre de 2010, no eligió ni un mercado “cómodo” ni un camino fácil. En el mercado de los ensayos de motores hay un gran número de actores y líderes bien consolidados. Además, en aquel momento este mercado había vivido varias crisis, sobre todo dentro del sector del automóvil. Y GreenMot tampoco buscó la vía más sencilla para entrar en este mercado, ya que decidió empezar desde cero, en lugar de adquirir alguna otra empresa ya existente. Por tanto, tuvo que desarrollar por completo su cartera de clientes. Afortunadamente, su fundador y presidente Stéphane Londos contaba con una dilatada experiencia y eligió un enfoque que permitió a la joven empresa hacerse un hueco rápidamente.
Se concentró en los ensayos de precisión. Y si para un ensayo en concreto hacía falta un sensor que no existía comercialmente, GreenMot desarrollaba un sensor a medida, con el fin de adaptarlo a la estructura objeto del ensayo, y no al revés. Así es como GreenMot empezó a utilizar un sensor integrado in situ en el motor, para medir el par durante los ensayos. Este sensor se desarrolló con vistas a adaptarlo específicamente a las tensiones mecánicas y ambientales del motor de interés. HBM desempeñó un papel protagonista en esta estrategia. HBM ha sido socio de GreenMot desde sus comienzos y le suministra cadenas completas de instrumentación para la mayoría de sus aplicaciones. Entre las dos empresas se ha forjado una relación muy sólida: GreenMot se diferencia de sus competidores y HBM consolida su know how en el campo de los motores y lo aplica al desarrollo de sus productos de catálogo.